sábado, 6 de noviembre de 2010

Visitas papales y protestas vecinales

El "Pastor Alemán", el papa Ratzinger, ha vuelto a visitar España por segunda vez en su papado, esta vez le ha tocado a Santiago de Compostela y Barcelona.

Naturalmente, la visita ha generado gran alegría en el feligresado católico y pocas simpatías entre los ateos, descreídos y ofendidos. Éstos últimos han convocado protestas y manifestaciones contra la visita que, como todas las de este calibre, provoca grandes molestias a los ciudadanos en general y, sobre todo, y objeto destacado de las protestas de los manifestantes, suponen un gasto considerable que nunca se termina de saber muy bien quien paga, y que siempre se intuye salido de las arcas públicas.

Comprendo las protestas de Barcelona, pero lo que me dejó boquiabierto fue saber que también en Santiago se habían producido manifestaciones similares. Tengo que suponer que los protestantes no serán oriundos de la ciudad, porque de ser así, solo se les puede calificar de idiotas o caraduras.

El pasado año Xacobeo generó, solo en Galicia, nada menos que 900 millones de euros de beneficio, no he encontrado datos (tampoco he perdido demasiado tiempo en buscarlos) de los millones que el Camino de Santiago reporta regularmente tanto a Galicia como a la ciudad de Santiago, pero ya los quisiera yo para mi.

Efectivamente, de ahí mi sorpresa. Que la visita moleste a los barceloneses a cuenta de un gasto innecesario para las arcas públicas (aunque supongo que no considerarán innecesarios los posibles beneficios) pero que un santiagués se considere ofendido por la visita del jefe de la organización que está haciendo de oro la ciudad gracias a la ruta turístico-mística más antigua de la humanidad es para darle de capones por bobo, y más teniendo en cuenta que, como en el caso de Barcelona, no está tan claro que esta visita vaya a suponer una ruina para nadie.

Que me cuenten que protestan por las molestias o cuestiones religiosas, éticas o morales, vale, la Iglesia no es precisamente una máquina de hacer amigos, pero que protesten por las cosas de los dineros que se lo cuenten al apóstol, que ya verán el descojono que se pasa a costa de tanta tontería y tanta gilipollez.