miércoles, 4 de marzo de 2009

Faroles

No es que sea un apasionado de la política (me dan basatnte asco los políticos) ni tenga en gran estima a los analistas políticos (analizar, analizan poco, más bien barren para casa) pero circunstancias como las actuales me hacen tener más asco a los primeros y menos respeto a los segundos.

El caso es que en España todo el mundo se ha enterado, bombardeo mediático mediante, que en las elecciones al gobierno de la taifa gallega el PP (conservadores) ha obtenido la mayoría absoluta (más del 50% de los votos) recuperando el poder que perdió hace cuatro años a manos de una alianza contranatura entre nacionalistas galegos (desconozco su ideología exacta) y el PSG (PSOE, socialistas) Todo claro y diáfano, las matemáticas mandan y nadie puede objetar nada, incluso la autocrítica socialista ha sido ejemplar, solo se echa en falta algo menos de triunfalismo conservador, por lo pronto, su líder y futuro presidente gallego, ya no va a poder cumplir una de sus promesas electorales, ya que su coche oficial no podrá ser de fabricación gallega... so pena que no tenga inconveniente en pasearse en una Berlingo blindada.

En el caso de la taifa vasca el asunto es bastante más complicado. A efectos prácticos la mitad de la población se decanta por una opción nacionalista (en resumen, anhelan la independencia) y la otra mitad es un tema que o no les entusiasma o más bien les repele. El puzzle de partidos es tal que da un poco de grima mirarlo, y el reparto de escaños no ha olvidado a nadie. Un dato curioso: el País Vasco es aún más conservador que Galicia, mientras el PP ha conseguido en la tierra de Breogán el 47% de los votos, la suma PP+PNV da un resultado de casi el 53%.

El caso es que es tal la fragmentación, y por cosas de esas de las leyes de Hont y demás, que el PSE (PSOE, 30% de votos, 24 diputados) puede llegar a gobernar con el apoyo, o al menos la aquiescencia, de su irreconciliable enemigo (si, enemigo, no rival) el PP, (14% de votos, 13 diputados) apartando al PNV (39% de votos, 30 diputados) del poder en el que lleva apalancado desde que Euskadi es Euskadi.

Esta circunstancia es celebrada por socialistas y peperos vascos como realidad posible, y Patxi López, el secretario general del PSE, proclama a los cuatro vientos que está seguro de ser el próximo leendakari (presidente) vasco, ante la ira del PNV.

Todo esto analistas y demás ralea lo dan por hecho, y pronostican futuras tormentas políticas a todos los niveles. Para más detalles leer la presnsa española de estos días.

Particularmente los que tienen sorprendidos son los peneuvistas, peperos, periodistas y analistas. Periodistas y analistas porque sus negros vaticinios están dentro de la estricta posibilidad... y encima los dan por hechos, peperos porque son unos ingenuos que creen tener una llave de oro y peneuvistas por... vascos de chiste, cabezones y poco sutiles.

¿Solo yo estoy viendo un farol mayúsculo de Patxi López? Coqueteando en estos primeros momentos con la posibilidad de llegar a ser leendakari tensiona su relación con el PNV de forma que a la hora de establecer las conversaciones preliminares para formar el gobierno vasco parte de una posición de ventaja. Es él, solo él, quien tiene la llave de la gobernabilidad del País Vasco, es él quien puede imponer sus condiciones al PNV para formar gobierno, y él será, finalmente, el ganador de estas elecciones aunque no gobierne nominalmente y se limite a moderar el discurso victimista del nacionalismo vasco y las tendencias conservadoras propias del PNV. Un paco PSE-PP es un pacto con el diablo, inviable de todo punto, ni siquiera en el complicado panorama vasco. Habrá un gobierno vasco PNV-PSE, seguro.

¿Sólo yo veo esto? No creo, me parece algo tan evidente que solo puedo pensar que toda esa morralla de políticos y plumillas están dando el espectáculo con tal de seguir ganando notoriedad. Asco me dan.