jueves, 22 de noviembre de 2018

Chasco, casi trauma, cervecero

Tengo pocas manías con la cerveza. Las únicas que no bebo son las Sin. Pero por una simple cuestión filosófica, de igual modo que tampoco tomo café descafeinado.

Pero como todo el mundo tengo mis cervezas de referencia: Mahou Cinco Estrellas y Grimbergen Optimo Bruno. Llámese gusto adquirido, factor ambiental o costumbre.

Para cañear y tomarme una cervecita fresca, Cinco Estrellas de tercio, botellín o bote, y si es de barril, jamás en vaso de tubo. Tampoco tengo problemas con la temperatura. Hay quien mata la cerveza exigiéndola helada. Para eso te tomas un vaso de agua con hielo.

Luego, para tomarme una copa de noche, la Optimo Bruno… o más Cinco Estrellas.

Pero lo dicho, en baretos de barrio no me pongo tonto y como la Optimo Bruno tampoco es de esas cervezas que se encuentran en todos los sitios, con lo que haya me conformo. A no ser que sea Guiness. No me gusta el regaliz. Hasta la Mahou Negra es mejor.

Sin embargo, de cuando en cuando experimento. La semana pasada se me ocurrió comprar una Mahou Barrica Bourbon, la dejé enfriando cinco días y... ayer, en la cena, mi mujer bizqueó cuando vacié la copa en el fregadero.

Quien me conozca sabe que eso es una de las últimas cosas que haría. Tirar cerveza por el desagüe. Sacrilegio.

Pero con ese brebaje no pude.

He intentado buscar algo que se le parezca a ese sabor, y a lo que más me recuerda es al Sueroral Hiposódico. Si, así de asquerosa me supo.

No se si habré tenido mala suerte y por algún extraño motivo esa botella en concreto estaba estropeada (hace años que no me pasa algo así), pero no se yo, estaba bien de espuma, burbujeaba, así que aparentemente estaba en buen estado.

Así que solo me queda pensar que la Barrica Bourbon es la peor cerveza que ha fabricado nunca Mahou.