martes, 8 de julio de 2008

Perfil del Tertuliano Canalla (2ª parte, eso de la tecnología)

La nuestra es justo la generación pre-tecnológica, pero de las tecnologías de nueva generación, no se vayan a confundir con aquella asignatura preconstitucional que venían a ser los trabajos manuales de toda la vida revestidos de seda para que parecieran abrir puertas a no se sabe muy bien que vocaciones industriales.

A nosotros se nos enseñó a escribir con cartillas Rubio, con lápices Alpino y bolis Bic Cristal, y los libros de texto de Bruño, Santillana y Edelvives nos aburrieron mortalmente durante aquellas jornadas de escuela tardo franquista. Las nuevas tecnologías se reducían a los Bic Naraja punta fina y unos asombrosos Rotring capaces de trazar líneas perfectas sin temor a los borrones inevitables de los arcáicos tiralíneas en manos infantiles.

La informática ya nos pillo talluditos, en el final de la adolescencia y a punto de sufrir el servicio militar (obligado en la época) Al volver hechos unos hombres (es decir; picardeados, gordos y un tanto alcohólicos) a la vida civil de aquello primeros años ochenta. Sin embargo, antes de pasar por el trance, yo ya había olido de cerca uno de esos cacharros. Durante las prácticas el profesor puso a nuestra disposición su fantástico ZX81, con un vertiginoso procesador de 3,5 Mhz (si, megahercios, no gigahercios) y 1 Kilobyte (efectivamente, nada de megas ni gigas) de RAM. Desde entonces, enganchado para toda la vida al vicio este de las pantallas y las teclas.

La cuestión es que la nuestra fue la generación que abrió el fuego, que se vio enfrentada a reinventarse y a asumir como herramientas de trabajo una de las máquinas más complejas que ha fabricado nunca el hombre. Porque esto de las nuevas tecnologías se fundamenta en la interrelación de decenas y centenares de componentes y sistemas con humor propio y funcionamiento al límite de lo esotérico. Antes, cuando la "máquina" fallaba había una razón clara y razonable. Con las nuevas tecnologías no. La máquina falla y... vaya usted a saber porqué.

Eso, unido a la típica desconfianza que surge del complejo de Frankenstein ha hecho de nuestra generación un grupo heterogéneo de sufridores y usuarios de estas nuevas tecnologías, que las han adaptado a su forma de pensar y su ya lejana educación. Con las obvias excepciones, es una generación que no moldea, ni crea, ni ve más allá de la tecnología. Antes, las cosas de hacían de una manera con papel u lápiz, ahora, se hacen prácticamente de la misma manera, más rápido y con menos lugar a errores, con unas u otras maquinitas.

Tenemos muy poco que ver con las generaciones que ya ha nacido, crecido y se han educado inmersas en este mundo digital. Ellos si que moldean las máquinas a su gusto, estiran sus posibilidades, viven inmersos en una forma de entender el mundo que ha convertido a los teléfonos móviles, las mensajerías, los chat, la electrónica en general en un fin, no en un medio, dándole a veces usos inimaginables. Los pobres, nos creen viejos y caducos porque no entendemos mucho de lo que hacen, que esperen a ver como sus hijos, traídos al mundo por unos padres digitales y criados (que los criarán) por unos abuelos que conocen algo de lo que va la cosa dirán de ellos.

El caso es que a nosotros estas tecnologías nos han servido para aglutinar un grupo relativamente homogéneo, con intereses comunes, ideología cercana y gustos parecidos. Nada que no ocurriera en el "pasado", pero acelerado y potenciado por esas herramienta modernas que son Internet y los móviles.

Costumbres y hábitos de siempre, formas nuevas de hacer las cosas.

2 comentarios:

Manuel Nicolás dijo...

Casi se me saltan las lágrimas de nostalgia tecnológica, con ese peaso de spectrum y los juegos que se cargaban desde una cinta magnetofónica. Snif.

fjsi dijo...

Pues hubieras flipao con el ZX81: teclado de membrana que te dejaba las yemas de los dedos requemadas, expansor de memoria a ¡¡16 K's!! que más valía atar con cinta aislante porque si no cada dos minutos se jodía el invento, puritito blanco y negro... ¡ah! De todas formas en el curro he conocido cacharros más pedestres todavía, que ni teclado ni hostias, diez teclas para meter los "bytes" uno a uno y luego otra para arrancar.